¿Te has preguntado alguna vez qué pasaría si desaparecieran las abejas?

¿Te has preguntado alguna vez qué pasaría si desaparecieran las abejas? A poco que comencemos a interesarnos y a aprender sobre el papel vital de estos insectos dentro de muchos de los ecosistemas de todo el mundo, y sobre las múltiples amenazas a las que estos insectos están sometidos hoy en día, esta pregunta comienza a rondar por nuestra cabeza de forma casi inmediata. Y eso si no lo hace otra aún más apremiante: ¿podríamos sobrevivir los seres humanos sin las abejas? La respuesta a esta segunda pregunta, a tenor de la capacidad tecnológica existente en la actualidad, es que sí. Sí seríamos capaces de sobrevivir como especie a la extinción de las abejas. Al menos durante algún tiempo. Lo que no sabemos es si el mundo que nos quedaría tras la desaparición de las abejas sería un lugar demasiado agradable para seguir viviendo en él.

Por ello, para concienciarnos de la importancia del papel de las abejas para la vida, así como para llamar la atención sobre la necesidad fundamental que tenemos de comenzar a cuidar a estos insectos, hoy trataremos de acercarnos a las abejas. Veremos por qué estos animales están en peligro y cuáles son las principales causas que hacen que las poblaciones de abejas estén disminuyendo en todo el mundo. Por último, valoraremos los efectos que podrían derivarse de una posible extinción de las abejas.

La importancia de las abejas para la vida en el planeta

La importancia de los insectos es fundamental para el desarrollo de la vida en el planeta tal y como la conocemos. Según el periodista científico David MacNeal, autor del libro Bugged, que versa acerca de la importancia de los insectos, por cada ser humano hay unos 1.400 millones de insectos. Con esta cifra en mente, es fácil hacernos una idea de la importancia que tienen estos pequeños animales para mantener el equilibrio natural de los ecosistemas en los que habitan. Pues bien, aproximadamente un tercio de todas las especies de insectos existentes corren el peligro de desaparecer, según un informe publicado por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). Entre todos los insectos, las abejas, pertenecerían a uno de los grupos de insectos más amenazados, los himenópteros.

Si esta información, así como la que aportan otros estudios que confirman la tendencia al declive de las poblaciones de insectos en todo el mundo, es ya de por sí inquietante por el mero hecho de que estos animales puedan extinguirse, la preocupación sobre este tema debería ir más allá. Y es que las abejas son un pilar fundamental para el correcto desarrollo de la vida en la tierra. Estos animales son polinizadores: al desplazarse de flor en flor en busca del néctar con el que se alimentan, colateralmente, las abejas van transportando en su cuerpo granos de polen de unas flores a otras, siendo parte vital para la fecundación de la mayoría de especies de plantas. De esta manera, el 90 % de las plantas silvestres que tienen flores, así como un tercio de la producción mundial de alimentos dependería directamente de la labor polinizadora de las abejas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO – ONU).

Por otra parte, estos insectos constituyen también uno de los primeros eslabones de la cadena trófica de muchos ecosistemas, siendo alimento de otros insectos, mamíferos, réptiles o aves, por lo que su importancia para el equilibrio natural va más allá de su papel como insectos polinizadores.

Por último, el rol de las abejas para la agricultura y la producción de alimentos es también de una importancia capital. Según la organización ecologista Greenpeace, el valor económico de las abejas como polinizadoras de diferentes cultivos podría estimarse en unos 265.000 millones de euros al año en todo el mundo. Un aporte del 10 % del valor económico de la producción agrícola a nivel planetario.

Las abejas están en peligro

Y a pesar de la importancia de las abejas para mantener el equilibrio natural, para el mantenimiento de los ecosistemas y para la producción de alimentos, estos pequeños animales se encuentran en peligro. En el mundo hay unas 20.000 especies diferentes de abejas, de las que unas 2.500 especies pueden encontrarse hoy en día en Europa. Según el estudio Lista Roja Europea de las Abejas, realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), en colaboración con el proyecto europeo STEP (Estado y Tendencia de Polinizadores en Europa), cerca del 9 % de las especies de abejas europeas se encontrarían en peligro de extinción.

Greenpeace, por su parte, afirma que el 37 % de las poblaciones de abejas europeas estarían decreciendo.

¿Por qué están desapareciendo las abejas?

Los motivos que hacen que las poblaciones de abejas se estén reduciendo en todo el mundo son varios. Algunos de ellos se dan por causas naturales, sin embargo, los principales peligros para las abejas vienen de la mano de actividades humanas. Las amenazas más importantes para las abejas actualmente son:

• Las prácticas agrarias. La agricultura extensiva supone la mayor amenaza a la que están sometidas las abejas en todo el mundo, presentando varios frentes. Por un lado, el uso de pesticidas, plaguicidas, herbicidas y otros químicos se ha demostrado perjudicial para las poblaciones de abejas. En algunos casos estos agentes son los responsables directos de la muerte de las abejas. En otros, son capaces de modificar la fisiología de los animales o sus hábitos de comportamiento. Los efectos de estos productos para las abejas van desde el bloqueo reproductivo, la desorientación o la inhibición de los procesos de comunicación bioquímicos que se establecen entre las plantas y los insectos y que permiten la polinización, hasta cambios en los procesos de aprendizaje de las abejas o modificaciones de su metabolismo.

Por otro lado, la proliferación de monocultivos hace que se degraden los hábitats naturales de las abejas, impidiendo que estas encuentren especies vegetales que les permitan alimentarse y cumplir con su labor polinizadora.

• Los procesos de urbanización y otros cambios en el uso de los suelos. De la misma manera que sucede con la agricultura, la reducción de espacios naturales y de variedades de plantas silvestres con motivo de la urbanización o del uso del suelo para otras actividades humanas reducen, a su vez, los ecosistemas propios de las abejas silvestres.

• La contaminación ambiental. Entorpece y dificulta las capacidades de las abejas para localizar las flores y para orientarse espacialmente.

• El cambio climático. Las variaciones en las estaciones, el clima y las lluvias asociadas al cambio climático propician una alteración en los procesos de crecimiento y floración de muchas plantas. Esto repercute en la producción de néctar de peor calidad y en cantidades inferiores, lo que dificulta la alimentación de las abejas.

• La contaminación electromagnética. También se ha mostrado como una causa de desorientación para las abejas.

Amenazas naturales. Además de las causas de origen antropogénico, las abejas deben hacer frente también a otros enemigos naturales. Diferentes parásitos; hongos como el Nosema ceranae, que afecta a las abejas de la miel; o la introducción de especies invasoras, como las abejas y avispas africanas o asiáticas en Europa y América; también contribuyen a reducir las poblaciones de abejas.

¿Cómo sería el mundo sin abejas?

La importancia de las abejas y de otros insectos polinizadores para el medio ambiente y para el ser humano es tan grande que resulta complicado imaginar cómo sería un mundo sin abejas. Sin embargo, sí podríamos determinar una serie de efectos adversos que sí serían seguros:

• Sería una catástrofe medioambiental. La extinción de las abejas y la desaparición de su labor polinizadora haría que desaparecieran cientos de miles de especies de plantas que dependen de las abejas para reproducirse. Por extensión, desaparecerían también otros cientos de miles de organismos que dependen de esas plantas para realizar sus funciones vitales: otros insectos y animales, hongos, plantas, etc. Con ello, la biodiversidad del planeta se vería mermada de forma drástica.

• Se romperían las cadenas tróficas de muchos ecosistemas. Las abejas y los insectos son la base alimentaria de muchos animales en ecosistemas de todo el mundo: peces, reptiles, mamíferos y otros insectos verían limitada su capacidad para obtener alimento, lo que propiciaría la extinción de otras muchas especies.

• Supondría una crisis alimentaria mundial para el ser humano. Más del 70 % de los cultivos de España dependen de la labor polinizadora de las abejas. Esto nos da una pincelada de lo que supondría la extinción de estos animales a nivel planetario. La mayor parte de los cultivos de plantas con flores desaparecería, por lo que la producción de alimentos tendría que basarse fundamentalmente en otros cultivos como el trigo, el maíz o la cebada. El ser humano debería ocuparse por sí mismo de la polinización de los cultivos que ahora polinizan las abejas, por lo que la producción de alimentos se reduciría enormemente y el coste de producción de estos aumentaría de forma exponencial. Estas circunstancias derivarían, previsiblemente, en hambrunas mundiales, proliferación de enfermedades asociadas a la desnutrición y aumento de la mortalidad.

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Como vemos, las abejas son fundamentales para la vida en el planeta tal y como la conocemos. El panorama que plantea un posible futuro sin abejas resulta desolador, por lo que es necesario que tomemos conciencia del peligro al que están expuestos estos animales y que tomemos medidas para dejar de contribuir a su extinción. La solución del problema pasa, necesariamente, por la adopción global de procesos de agricultura ecológica y por la reducción de la contaminación medioambiental. El trabajo que queda por hacer para salvar a las abejas es mucho, pero la alternativa que plantea un mundo sin estos animales debería ser suficiente para motivarnos al cambio.