La cuota de mercado de los productos ecológicos está creciendo de forma sostenida durante los últimos años, empujada por el interés creciente de los consumidores responsables por este tipo de productos más respetuosos con el medioambiente. En España, por ejemplo, el consumo de este tipo de productos dentro del ámbito de la alimentación creció un 12,5 % tan solo durante el año 2016; y ya en 2021, el gasto de los ciudadanos españoles en este tipo de productos alimentarios ecológicos siguió creciendo un 7 % respecto al año anterior, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Pero aunque cuando hablamos de productos ecológicos lo primero que suele venirnos a la cabeza son los productos alimentarios procedentes de la agricultura y la ganadería ecológicas, lo cierto es que ya es posible encontrar en el mercado un sinfín de productos ecológicos de ámbitos tan diversos como la belleza y la cosmética, la higiene y el cuidado personal, del sector del mueble, del mundo de la limpieza, de la moda, de los productos de juguetería, etc.
Por eso, hoy queremos seguir conociendo las principales claves que nos permiten definir a este tipo de productos ecológicos en un contexto más amplio, independientemente del ámbito del que estos provengan. Y así, hoy vamos a ver qué es un producto ecológico, conoceremos algunos ejemplos de naturaleza diversa de este tipo de productos ecológicos, descubriremos cuáles son sus principales ventajas respecto a los productos equivalentes convencionales y aprenderemos a identificar los productos ecológicos para poder armarnos de argumentos a la hora de tomar nuestras decisiones de compra y consumo.
Los productos ecológicos —tanto si hablamos de productos de alimentación, como si extrapolamos la definición al resto de productos y bienes de consumo que podemos encontrar en el mercado— serían aquellos productos que han sido producidos en base a criterios de sostenibilidad ecológica y mediante procedimientos respetuosos con el medioambiente. Y aquí deberíamos entender el proceso de producción como un término muy amplio que englobaría desde el propio diseño del producto en sí, como su producción física y todos los trabajos necesarios de logística, packaging y distribución que hacen posible que el producto llegue a manos del cliente final.
Además, no debemos olvidar tampoco que los productos ecológicos deben contemplar también estos criterios de sostenibilidad medioambiental durante todo el ciclo de vida del producto. Es decir, no solo durante su proceso de producción, sino también durante el tiempo que este producto es usado por el consumidor y, por supuesto, también al llegar al término de su vida útil, una vez que este debe ser desechado.
Ajustándonos a esta definición, en En Estado Crudo hemos dedicado ya unas cuántas publicaciones a hablar de muchos tipos de productos ecológicos distintos que podemos encontrar a día de hoy entre nuestras opciones de compra. Productos a través de los cuales podemos seguir contribuyendo a cuidar de la naturaleza y del medioambiente, mientras hacemos de nuestras necesidades de compra unos hábitos de consumo responsable y sostenibles.
Si quieres conocer a fondo los pormenores de cada uno de estos productos ecológicos, no dejes de echarle un vistazo a estas otras publicaciones:
Para entender mejor qué son los productos ecológicos y por qué resultan tan interesantes estos productos para los ciudadanos comprometidos con el cuidado del medioambiente, lo mejor que podemos hacer es centrarnos en las principales características que nos permiten decir que un producto ecológico. Unas características de las que se desprenden, a su vez, las ventajas y los beneficios de los productos ecológicos sobre sus análogos convencionales.
Así pues, los beneficios más notables de los productos ecológicos serían estos:
De acuerdo, ya sabemos qué son los productos ecológicos y conocemos los beneficios que trae consigo elegir este tipo de productos al llenar nuestra cesta de la compra. Pero, ¿Cómo reconocerlos?
En primer lugar, merece la pena hacer una reflexión sobre este punto. Y es que la proliferación de los productos ecológicos, por buena que sea, obedece también, en parte, a una tendencia de mercado creciente, o sea, a una moda de consumo. Y como tal, muchas empresas y marcas quieren aprovechar este nuevo nicho de mercado que representan los consumidores responsables para colarles sus productos. Hablamos aquí de algunas prácticas comerciales no demasiado éticas y contraproducentes para el cuidado del planeta, como el famoso greenwhasing.
A esto hay que sumar además la lentitud de las autoridades nacionales y europeas a la hora de catalogar y certificar la naturaleza ecológica de ciertos productos, que como es lógico, siempre van a ir a remolque de las tendencias del comercio. Y también, en muchos casos, a la laxitud en el criterio de algunas entidades certificadoras a la hora de aceptar ciertos productos como ecológicos.
¿Qué hacer ante este panorama? Pues desde En Estado Crudo no podemos dejar de invitaros a ejercer como consumidores responsables. Pero responsables de verdad. Es decir, os invitamos a seguir leyendo y consultando información sobre los productos que compráis. Cuanto más aprendamos sobre los productos que compramos, mejor podremos ir construyendo nuestro propio criterio de consumo. Siempre basado en el uso del sentido crítico. Y, por qué no, también podemos animarnos a ponernos en contacto con los fabricantes de los productos que nos interesan para conocer de primera mano cómo los elaboran. Una opción que gracias a las redes sociales, es hoy en día más fácil que nunca.
Dicho esto, cuando en el día a día no tengamos la posibilidad de hacer nuestra propia investigación, siempre podemos buscar las certificaciones oficiales oportunas que acreditan a los productos ecológicos.
Como por ejemplo, el sello oficial emitido por las autoridades de la Unión Europea para certificar a los alimentos de producción ecológica. Un logotipo ecológico (UE Organic Bio Logo) compuesto por 12 estrellas blancas ordenadas formando el contorno de una hoja, sobre un fondo verde.
En el caso de España, podemos buscar los sellos específicos emitidos por cada comunidad autónoma, ya que son estas las encargadas de aplicar la normativa europea sobre producción ecológica.
En el caso de otro tipo de productos ecológicos, pueden darnos cierta información sobre su elaboración otras certificaciones, como los sellos FSC y PEFC para el caso de la madera, el papel y otros productos derivados; la certificación C2C Cradle to Cradle, o los sellos de las normativas de sostenibilidad ISO 14062 e ISO 14001.
Por último, es importante que sepamos también que solo los productos certificados con este sello por la Unión Europea pueden incorporar las palabras “ecológico”, “biológico” u “orgánico” dentro de su etiquetado.
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