En los últimos años, el mindfulness ha ido ganando gran relevancia como una disciplina que contribuye a mejorar el estado de bienestar de quienes lo practican. Esta práctica, que se define como una filosofía de vida más que como una técnica concreta, reúne y se sirve de diferentes tipos de ejercicios de concentración, de respiración y también de ejercicios corporales para lograr un estado de relajación global y mejorar nuestro nivel de consciencia.
En este artículo nos proponemos descubrir los puntos esenciales a los que debemos aproximarnos para comprender el concepto del mindfulness. Veremos qué es exactamente el mindfulness, cómo podemos practicarlo y los principales beneficios saludables que el mindfulness puede ofrecer a nuestro cuerpo y a nuestra mente.
¿Qué es el mindfulness?
Lo primero que hay que aclarar para poder acercarnos a una buena definición de mindfulness es que no estamos hablando de una versión equivalente de la meditación, aunque sí podemos decir que la incluye.
Con un origen vinculado a las técnicas de meditación basadas en las tradiciones espirituales budistas, hace más de 2000 años, el mindfulness debe ser definido más bien como una filosofía de vida que consiste, esencialmente, en centrar nuestra atención en el momento presente. Centrarse en el aquí y el ahora. Una manera de adaptar los beneficios de estas prácticas ancestrales a las necesidades que tenemos en un mundo moderno y a un estilo de vida occidentalizado.
El significado específico del término podría asimilarse a plena consciencia. Y para ello se tienen en cuenta toda una serie de disciplinas, técnicas y ejercicios que predisponen a nuestro cuerpo y, sobre todo a nuestra mente, a ese estado que nos ofrece un nivel de consciencia superior.
En definitiva, el mindfulness perseguiría que nos concentremos en lo que sucede en nuestro interior y en el entorno que nos rodea, pero tratando de eliminar el ruido y las distorsiones que pueden producirse debido a las distracciones cotidianas de un mundo cada vez más acelerado.
¿Cómo se practica el mindfulness?
Dentro de la filosofía del mindfulness pueden englobarse toda una serie de técnicas y disciplinas que pueden acercarnos a ese objetivo de alcanzar un nivel de conciencia plena sobre nuestro ser y sobre nuestra posición en el mundo.
Entre algunas de las más relevantes de estas técnicas contempladas por el mindfulness estarían las que listamos a continuación:
La meditación
Como decimos, meditación y mindfulness no son equivalentes. Sin embargo, tanto la meditación como el mindfulness tienen en común los objetivos de relajar nuestro cuerpo y nuestra mente, propiciando con ello un estado de mayor lucidez. O si queremos, de mayor consciencia.
El yoga
Esta conocida y cada vez más practicada disciplina de origen indio es otra herramienta que puede ayudarnos a predisponer a nuestro cuerpo y a nuestra mente para aprovechar todos los beneficios del mindfulness. Y así, ambas comparten muchos objetivos comunes, como la mejora de las condiciones físicas, la relajación de cuerpo y mente, el control de la respiración, etc.
El control de la respiración de manera consciente
El mindfulness contempla la puesta en práctica de diferentes técnicas de control de la respiración para permitir reducir nuestro ritmo cardíaco y predisponer a nuestra mente a un estado de relajación que favorezca una cierta claridad a la hora de pensar.
El body scan o escaneo corporal
Se trata de una técnica muy vinculada a la práctica del mindfulness que consiste en hacer un barrido ordenado de las diferentes partes de nuestro cuerpo empleando únicamente nuestra mente y fijándonos atentamente en lo que vamos sintiendo en cada una de estas partes. Un ejercicio cuyo objetivo último vuelve a ser la relajación, y que nos permite ser más conscientes de las sensaciones que percibimos a través de nuestro propio cuerpo.
Por otra parte, es importante también que a la hora de iniciarnos en la práctica del mindfulness sigamos una serie de recomendaciones generales. De forma muy básica, que busquemos un momento, un lugar y, en definitiva, unas condiciones ambientales adecuadas que nos faciliten la tarea.
Por ejemplo, es importante que encontremos un lugar tranquilo y más o menos silencioso; que adecuemos las condiciones de luminosidad y de temperatura; que nos reservemos un momento concreto del día para practicarlo, que dispongamos de una vestimenta cómoda, etc.
Hecho esto, podremos comenzar con la puesta en marcha de los ejercicios de respiración, siempre conscientes de redirigir nuestra mente hacia donde nos interesa.
En este punto es donde surge una de las principales diferencias entre el mindfulness y algunas de las formas de meditación más conocidas provenientes de Asia. Si en el caso de estas últimas el objetivo suele ser dejar la mente en blanco, libre de cualquier tipo de pensamiento; en el caso del mindfulness se trata de dejar que estos pensamientos aparezcan libremente por nuestra cabeza, sin forzarlos, sin reprimirlos tampoco, y, sobre todo, sin juzgarlos. Tan solo se trata de percibirlos, observarlos y aceptarlos, sin necesidad realizar valoraciones o cuestionamientos de ningún tipo. Intentar observar estas ideas y pensamientos como si lo hiciésemos desde un punto de vista externo y objetivo.
Una vez que vayamos depurando nuestra técnica de concentración y seamos capaces de llegar a este estado de consciencia plena de forma más inmediata, podremos incorporar este tipo de prácticas a otros momentos de nuestro día a día.
Así, el objetivo final ideal del mindfulness sería el de proveernos de una herramienta que nos permita enfocar nuestra atención, de manera consciente, en el momento presente. Y como consecuencia, una herramienta que nos permita vivir también nuestra vida de forma más plena y más consciente.
Algo que no siempre resulta fácil, pero que puede traernos toda una serie de beneficios tan valiosos que sin duda merece la pena hacer ese pequeño esfuerzo inicial.
Vemos algunos de estos beneficios del mindfulness en el siguiente punto.
Estos son los principales beneficios del mindfulness
El mindfulness se ha revelado como una práctica que, bien ejecutada, puede ayudar a mejorar el bienestar de las personas que lo practican, tanto a nivel físico como a nivel mental.
Entre los beneficios concretos que puede aportarnos la práctica asidua del mindfulness y su incorporación a nuestra vida diaria contamos algunos tan interesantes como los que siguen:
Fomenta el desarrollo del autocontrol.
La práctica del mindfulness nos puede permitir establecer una cierta distancia entre el momento en el que percibimos un estímulo y la necesidad que esto nos crea de ofrecer una respuesta. De esta manera, el mindfulness nos ayuda a gestionar el control de impulsos, dotándonos de un tiempo extra para poder observar los acontecimientos desde una posición menos comprometida.
Mejora nuestra resiliencia. Nos ayuda a dar un nivel de importancia no exagerado a los problemas y nos puede ayudar a lidiar con episodios en los que experimentemos dolor. Tanto dolor físico, como dolor emocional.
Puede contribuir a reducir nuestros niveles de estrés.
Todo ello gracias al nivel de relación que promueven los ejercicios de consciencia, de respiración y otras técnicas vinculadas al mindfulness. En esta misma dirección, el mindfulness puede ser también útil para aminorar los efectos negativos de la ansiedad.
Puede ayudarnos a dormir mejor
La mejora de la calidad del sueño es otro de los grandes beneficios del mindfulness, en tanto que nos permite acceder a un mayor nivel de relajación y rebajar el estrés en nuestro día a día. Ambos factores críticos para poder descansar bien durante los ciclos de sueño.
Refuerza nuestra capacidad de concentración
Los ejercicios de consciencia y de enfoque de la atención de los que se sirve el mindfulness, una vez interiorizados, pueden servirnos también para dirigir nuestra concentración a otras tareas.
Mejora nuestra memoria
Los ejercicios mentales que forman parte del mindfulness pueden ayudar también a activar y mejorar nuestra capacidad de memoria. Otro de los beneficios del mindfulness y de mantener nuestra mente activa.
Mejora nuestra capacidad de tomar decisiones
Por último, al propiciar un estado de relajación general, tanto del cuerpo como de la mente, la práctica del mindfulness puede ser también útil de cara a dotarnos de un mejor punto de partida desde el cual poder tomar decisiones más o menos importantes. Así, podremos valorar nuestras opciones para cada situación desde un mayor nivel de claridad mental, desde una mayor lucidez y un criterio más objetivo, evitando actuar en modo “piloto automático” o dejándonos llevar en exceso por nuestros propios sesgos subjetivos.