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¿Cuánto sabes de mamíferos marinos y acuáticos?

Pensando en mamíferos marinos a muchos nos viene a la cabeza la imagen de ballenas, delfines e incluso orcas nadando libremente por el mar. Sin embargo, el grupo de los mamíferos marinos aúna a muchas otras especies de animales muy heterogéneas entre sí. Estas diferencias entre los distintos tipos de mamíferos que desarrollan su vida en los mares y océanos tienen que ver con el origen de cada una de las 130 especies de mamíferos que podemos llegar a contar en la actualidad en este medio. Hoy nos acercaremos a estos animales para conocer su historia y sus principales características. También veremos cómo algunos animales de este grupo están amenazados por la actividad humana, sobre todo por la caza y la pesca para su explotación comercial, pero también por los altos niveles de contaminación de las aguas y por el efecto del calentamiento global. Por último, presentaremos un breve test en el que pondremos a prueba nuestros conocimientos sobre nuestros parientes lejanos del mar.

El origen y la adaptación de los mamíferos marinos

Para encontrar el origen de los mamíferos marinos debemos echar la vista muy atrás en el tiempo. Nos situamos hace 66 millones de años, momento en el que algunos mamíferos terrestres vuelven a los mares. Para hacerlo, estos animales deben desarrollar, generación tras generación y mutación a mutación, una serie de características físicas que les permitan adaptarse el medio acuático. Si pensamos en las diferencias que hay entre el aire y el agua, veremos que estas adaptaciones tienen todo el sentido del mundo como facilitadoras de la vida en los mares. Algunas de las adaptaciones acuáticas más comunes que podemos encontrar entre los diferentes mamíferos marinos serían:

  • Desarrollo de cuerpos hidrodinámicos: morfología en forma de proyectil para minimizar el rozamiento con el agua y facilitar el nado; acortamiento de extremidades y cuello; aparición de aletas; desaparición de pelo; etc.
  • Desarrollo de aletas. Uno de los cambios más evidentes de este tipo de mamíferos es que las patas que permitían el movimiento en tierra pasan a convertirse en aletas con las que se impulsan a través del agua. La disposición de estas aletas es además horizontal, a diferencia de la mayor parte del resto de animales del océano cuya aleta motriz suele ser vertical, permitiendo el movimiento de lado a lado. En el caso de los mamíferos, la aleta se mueve de arriba hacia abajo, un hecho que derivaría de la adaptación previa de la espina dorsal de estos animales al medio terrestre, en el que el movimiento principal de las vértebras al andar sería de arriba abajo. Esta diferenciación, sin embargo, es fundamental para que estos animales puedan desplazarse arriba y abajo a gran velocidad dentro del agua, algo que deben realizar constantemente para salir a la superficie a respirar.
  • Respiración. Como señalamos en el punto anterior, los mamíferos marinos y acuáticos necesitan salir a la superficie para respirar. Esta es otra de las principales diferencias con el resto de animales acuáticos, que respiran principalmente a través de branquias o a través de la piel (respiración cutánea) y que pueden absorber el oxígeno directamente del agua. Los mamíferos marinos necesitan aire para poder obtener oxígeno y por ello tienen que salir cada cierto tiempo a la superficie, sin embargo también han adaptado su sistema respiratorio para poder adaptarse a la vida en el agua. Los pulmones y el diafragma están preparados para almacenar mejor el aire y optimizar el uso de oxígeno; el conteo de glóbulos rojos —los encargados del transporte oxigénico— es mayor en estos animales que en sus parientes terrestres; desarrollan orificios de respiración en la parte superior de la cabeza para facilitar la respiración en superficie, como hacen ballenas y delfines, etc.
  • Adaptaciones termorreguladoras. La vida en el mar conlleva una pérdida constante de energía calorífica a través del contacto con el agua. Por ello, estos animales desarrollan diferentes maneras de conservar la alta temperatura corporal que los caracteriza como mamíferos: gruesas capas de grasa subcutánea, pieles gruesas y fuertes, capas de pelo que funcionan como aislante, etc. Además, su temperatura corporal suele ser más elevada de por sí para mantenerse calientes.
  • Otras adaptaciones. Además de las anteriores, los mamíferos marinos desarrollan otras adaptaciones menos evidentes, pero igualmente necesarias para llevar a cabo sus funciones vitales en el agua. Algunas de ellas podrían ser la aparición de labios que permiten que las crías puedan ser amamantadas sin que se pierda la leche en el agua; la capacidad de las ballenas para nadar mientras duermen para poder seguir respirando; etc.

Principales mamíferos marinos y acuáticos

Como hemos visto, los mamíferos marinos y acuáticos conforman un grupo muy heterogéneo en el que convergen más de 130 especies muy distintas entre sí. Estos animales pueden clasificarse en diferentes grupos taxonómicos atendiendo a sus características y a su origen evolutivo. Así, diferenciaremos entre:

  • Cetáceos: ballenas, delfines, cachalotes, narvales, orcas, marsopas, etc.
  • Sirenios: manatíes y dugongos.
  • Pinnípedos: focas, leones marinos, lobos marinos, osos marinos y morsas.
  • Mustélidos: nutrias, huillines, gatos de mar, lobitos de río, etc.

A estos animales se sumarían otros mamíferos que pasan la mayor parte de sus vidas en el agua de mares, ríos y lagos. Algunos de ellos serían, entre muchos otros, los osos polares, los hipopótamos, algunos tipos de zarigüeyas, los castores, los capibaras o los exóticos ornitorrincos.

A continuación, veremos una lista con algunos de los principales mamíferos marinos que aún hay en el planeta:

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1. Ballena

ballena azulCuando pensamos en mamíferos marinos, seguramente sean las ballenas las primeras que se nos vienen a la cabeza. Estas conforman uno de los dos subórdenes dentro del orden de los cetáceos: el de los misticetos, que se caracteriza por tener barbas en lugar de dientes. Estas barbas les sirven para alimentarse a través del filtrado de agua, mediante el que obtienen kril o pequeños crustáceos, según la especie. Algunas de las especies más conocidas son la ballena jorobada, la ballena gris, la ballena franca, los diferentes tipos de rorcuales o la ballena azul. Esta última es el animal más grande del planeta en la actualidad. Un gigante marino que puede llegar a alcanzar los 34 metros de longitud y las 190 toneladas de peso. La pesca de ballenas para obtener carne y grasa es su principal amenaza. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que 5 de las 15 especies de ballenas barbadas que existen están en peligro de extinción. Según los últimos cálculos fiables, la estimación de la población de ballenas azules en la actualidad se situaría entre los 5.000 y los 12.000 individuos.

2. Delfín

delfines
Foto: AJRPROJ

El delfín es el animal más conocido de los que componen el otro suborden principal dentro de los cetáceos, el de los odontocetos, los cetáceos con dientes. La familia de los delfines reúne hasta 34 especies diferentes. Estos animales son carnívoros, miden entre 2 metros y 9 metros de largo y se caracterizan por ser muy inteligentes. Esta inteligencia les ha permitido desarrollar diferentes sistemas de comunicación, que contemplan gritos, cantos y toda una serie de movimientos corporales. Es por ello que se les considera como animales muy sociables, incluso con otras especies. La mayoría de los delfines se caracterizan por tener un hocico alargado y por su espiráculo, el agujero en la parte superior de la cabeza que utilizan para respirar. El delfín común costero y el delfín común oceánico son los dos miembros que componen el género delphinus dentro de la familia delphinidae, los animales más representativos en la cultura popular de entre todos los delfines. Aunque la mayoría de especies de delfines no se encuentran en peligro de extinción, el ser humano sigue siendo su principal amenaza, por la contaminación por plásticos, pesticidas y metales pesados.

3. Orca

orca

Foto: Christopher Michel

Familiar cercano de los delfines, aunque a veces recuerde más a una ballena por su tamaño, la orca es otro de los grandes conocidos entre los mamíferos marinos. Se caracteriza por el los colores blanco y negro de su piel, así como por su larga y recta aleta dorsal que puede alcanzar los casi 2 metros. Los machos más grandes pueden llegar hasta los 9 metros de largo y unas 5,5 toneladas de peso. Las orcas son conocidas por sus habilidades para la caza. Sus principales presas son grandes peces como los atunes, pingüinos, leones marinos y focas. Pueden cazar individualmente o asociarse para realizar ataques coordinados entre varios individuos para cazar cetáceos de grandes dimensiones, entre los que se incluiría a la gran ballena azul. Las orcas son animales migratorias y su población mundial ascendería hasta los 50.000 ejemplares según los últimos datos de la UICN. Su principal amenaza sería la contaminación, al carecer de depredadores naturales.

4. Cachalote

cachalotes

Foto: Gabriel Barathieu

Los cachalotes pertenecen también a la clasificación del suborden de los odontocetos, y son, junto al cachalote pigmeo y al cachalote enano, los únicos representantes que quedan en el planeta de la familia physeteridae. Los cachalotes son los animales dentados más grandes que existen, pudiendo llegar algunos ejemplares adultos a superar los 20 metros de longitud y las 50 toneladas de peso. La cabeza de estos animales supone un tercio de su tamaño total. Son conocidos por su capacidad para sumergirse a grandes profundidades de hasta 3.000 metros, a donde van a buscar sus presas favoritas: el calamar gigante y el calamar colosal. En estos animales se inspira la gran ballena blanca de la novela Moby-Dick, de Herman Melville.

5. Marsopa

marsopa
Foto: skeeze

Dentro de los cetáceos odontocetos encontramos también a las marsopas. Las marsopas presentan grandes similitudes con los delfines, aunque pertenecen a familias animales diferentes. Entre las diferencias más notables que las marsopas guardan con los delfines estarían su menor tamaño; la forma plana de sus dientes en lugar de cónica; una aleta dorsal triangular de poco tamaño o incluso inexistente, como es el caso de la marsopa sin aleta, y un hocico mucho más redondeado. Algunas especies de marsopas, como la marsopa lisa, la única marsopa de agua dulce que habita en el río Yangtsé, estarían en grave peligro de extinción, con una población de tan solo unos 500 ejemplares. Otra de las marsopas más gravemente amenazada sería la vaquita marina, de la que solo quedarían unos 18 individuos según datos de la UICN.

6. Narval

Foto: NOAA

Los monodóntidos son una familia de mamíferos especialmente llamativa dentro del suborden de los odontocetos. En ella encontramos dos especies: los narvales y las belugas. Ambas especies se caracterizarían por la ausencia de aleta dorsal. En su lugar tienen una especie de cresta prominente que recorre su espalda longitudinalmente. Al parecer, se trataría de una adaptación evolutiva que facilitaría el nado en aguas bajo grandes masas de hielo. Los narvales en particular se caracterizan por la presencia en los machos de un colmillo especialmente largo y recto que puede alcanzar los 2 metros. Una longitud muy considerable teniendo en cuenta que el resto del cuerpo del narval alcanza longitudes algo superiores a los 4 metros. Este colmillo ha sido históricamente muy codiciado por tratarse de una pieza de marfil singularmente recta, con el valor que esto tendría como pieza de artesanía. También ha sido fuente de inspiración para cientos de leyendas sobre este peculiar animal. En la actualidad, la UICN estima la población mundial de narvales en unos 123.000 individuos adultos. Los narvales viven en aguas frías y sus depredadores naturales son tiburones, orcas y osos polares.

7. Manatí

manatiCetáceos y sirenios son los dos grupos de mamíferos completamente adaptados a la vida en el agua. Esto quiere decir que viven todo el tiempo en este medio sin necesidad de salir a tierra firme, como sí hacen, por ejemplo, focas y leones marinos. Dentro del grupo de los sirenios, se encuentran cuatro familias taxonómicas, de las cuáles tan solo dos mantienen alguna especie no extinta en la actualidad. Hablamos de las familias de los dugónguidos, con el dugongo como única especie representante hoy en día, y de los triquéquidos. Dentro de esta última familia, el género trichechus es el único que permanece, habiendo otros cuatro géneros ya extintos. Este género es el de los manatíes, conocidos también como vacas de mar, al tratarse de animales herbívoros. Dentro del género encontramos tres o cuatro especies diferentes de manatíes, según los autores: el manatí del caribe, el africano, el amazónico y el manatí enano. Los manatíes viven en aguas cálidas y poco profundas. Podemos encontrarlos tanto en aguas dulces como saladas de zonas tropicales. Son animales pacíficos y tranquilos que pueden llegar a alcanzar tamaños de hasta 6 metros y pesos de hasta 500 kg, debido a que carecen de depredadores naturales. Su principal amenaza es el hombre. Todas las especies de manatíes se encuentran en situación de vulnerabilidad según la lista roja de la UICN. Actualmente, la población de manatíes amazónicos se estimaría entre los 8.000 y 30.000 ejemplares; la de los manatíes africanos rondaría los 10.000 y la de los manatíes caribeños se situaría por debajo de los 2.000 individuos.

8. Morsa

morsa
La superfamilia de los pinnípedos se divide a su vez en otras tres familias: los fócidos, los otarios y los odobénidos. Esta última familia contempla hasta una veintena de especies ya extintas y tan solo una especie que existe en la actualidad: la de las morsas. Dentro de las morsas se reconocen dos subespecies: la del Atlántico y la del Pacífico, cuya denominación hace referencia a los océanos donde es más fácil encontrárselas. Las morsas macho adultas pueden superar los 3,5 m. de longitud y alcanzar los 1.700 kg de peso. Tanto hembras como macho se caracterizan por sus prominentes colmillos, que emplean tanto para pelearse entre sus congéneres, como para anclarse al hielo. Especialmente adaptadas al frío, las morsas pueden encontrarse principalmente en las zonas próximas al círculo polar ártico. Su población total se estima en unos 225.000 ejemplares, por lo que están en situación de vulnerabilidad.

9. Foca

foca
Foto: George Hodan

Las focas pertenecen a otra de las grandes familias dentro de los pinnípedos: los fócidos. La familia de los fócidos reúne a hasta 19 especies diferentes de focas, como los diferentes tipos de focas monje, los elefantes marinos, las focas cangrejeras, las focas leopardo, etc. Las focas pueblan gran parte de los mares y océanos del mundo, a excepción de las zonas cercanas al trópico, desde que la foca monje del Caribe se extinguiera allá por la década de 1950. Las focas se diferencian de los sirenios y de los cetáceos por pasar gran parte de sus vidas en tierra. La diferencia principal con los otarios, sus parientes más cercanos, sería el hecho de que las focas carecen de orejas. Las principales adaptaciones de las focas al medio acuático son la morfología fusiforme de sus cuerpos, para oponer una menor resistencia al agua durante el nado; la disposición de sus extremidades inferiores en el extremo trasero del cuerpo, para facilitar la propulsión en el agua (lo que hace que estas extremidades sean inútiles para el desplazamiento por tierra); el acortamiento del pelo y la presencia de una gran capa de grasa subcutánea para retener el calor. Tanto la piel, como la grasa y la carne de las focas han sido codiciadas por el ser humano desde tiempos ancestrales lo que hace que algunas especies se encuentren en peligro de extinción, como la foca del Caspio, de la que quedan unos 68.000 individuos.

10. Lobo marino

Foto: Frans

La familia de los otarios agrupa a diferentes especies que se dividen en leones marinos, lobos marinos y osos marinos. En este caso y a modo de representación, nos quedaremos con los lobos marinos, grupo del que existen más especies diferentes. Entre ellos, podemos encontrarnos con el lobo marino de Australia y Sudáfrica, el lobo marino de dos pelos, el lobo marino antártico o el lobo fino de las Galápago, entre otros. La principal diferencia morfológica entre los lobos marinos y las focas es que los primeros sí cuentan con pabellones auditivos, es decir, tienen orejas. Los lobos marinos, además, tienen las extremidades traseras dirigidas hacia adelante, lo que les permite utilizarlas en los desplazamientos por tierra, a diferencia de las focas, que tienen que arrastrar estas extremidades ya que las tienen dirigidas hacia atrás, diseñadas para una mejor propulsión dentro del agua. Son animales carnívoros y los machos adultos pueden pesar más de 300 kg. Entre sus depredadores naturales estarían las orcas y los tiburones. Algunas especies como el lobo fino de las Galápagos, con unos 10.000 individuos, o el león marino de Australia, con unos 6.500 especímenes, se encuentran en peligro de extinción.

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