Puede que la contaminación por residuos plásticos, junto con el calentamiento global y el cambio climático, sea uno de los principales retos medioambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad y a los que seguiremos enfrentándonos en el futuro. Hoy por hoy es virtualmente posible encontrar algún tipo de residuo plástico o microplástico en prácticamente cualquier parte del planeta: incluyendo tierra, mar y aire. Al mar concretamente, se calcula que se arrojan unas 8 millones de toneladas de plástico en todo el mundo cada año. La parte más visible de este problema se materializa en la alta concentración de desechos plásticos y de microplásticos que se dan en algunos mares y océanos. Estas zonas de alta concentración de plásticos han terminado por conocerse coloquialmente como islas de basura y, aunque puede que el nombre no sea el más indicado, sí que nos permite hacernos una idea aproximada del grado de contaminación de nuestros mares y de la envergadura del problema. Por ello, hoy dedicaremos unos minutos a conocer un poco mejor lo que de momento se sabe sobre el gran parche de basura del Pacífico (Great Pacific garbage patch), la que constituye la mayor isla de basura de la que tenemos noticias hasta la fecha. Lo haremos a través de una serie de preguntas y respuestas que nos permitirán desmitificar este fenómeno de contaminación, para tener una perspectiva realista del problema. Unas respuestas que se basan, principalmente, en los datos que se han obtenido por el estudio más importante llevado a cabo recientemente sobre esta zona de alta contaminación, un trabajo realizado por la fundación The Ocean Cleanup en colaboración con seis universidades.
Consulta el estudio original: Evidence that the Great Pacific Garbage Patch is rapidly accumulating plastic
La gran isla de basura del Pacífico no es realmente una isla, sino más bien una especie de mancha en la que una zona del océano presenta una concentración de residuos plásticos mucho mayor a la registrada de media en el resto de aguas del mundo. Estamos hablando de una zona en la que la densidad de plásticos en el agua es muy grande, sin embargo no lo suficiente como para que se forme lo que entendemos normalmente como una isla o una balsa. Vamos, que no podemos andar tranquilamente por su superficie. Ahora bien, esto no quiere decir que este gran parche de basura no suponga una gran amenaza para el medio ambiente, motivo por el cual la comunidad científica lleva estudiando esta zona del Océano Pacífico desde los años 1970. Una de las principales dificultades que han encontrado en este sentido, es que el parche de basura no es visible a simple vista desde la superficie, ni desde embarcaciones, ni desde aeronaves, ni mediante el uso de tecnología satélite, uno de los grandes mitos que giran en torno a este fenómeno.
La gran isla o parche de basura del Pacífico se encuentra en una zona de este océano conocida como el giro subtropical del Pacífico norte. Una porción del océano inmensa que podríamos delimitar entre las costas de Japón, el archipiélago de Hawái y las costas de California y Alaska. Se trata de una de las principales zonas de confluencias de corrientes oceánicas en todo el mundo, motivo por el cual se produce una corriente de agua que gira en el sentido de las agujas del reloj, en forma de giros. Estas corrientes circulares conducen las masas de agua hacia el centro del giro y, con el agua, arrastran también desechos y basura procedente de todo el mundo.
En cuanto a su tamaño, hasta hace poco se pensaba que la mancha de contaminación por plásticos del Pacífico tenía una superficie aproximada similar a la del estado de Texas. Sin embargo, en este último estudio se ha podido determinar que su superficie es muchísimo mayor. Según The Ocean Cleanup, la Great Pacific garbage patch tiene actualmente unos 1,6 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone una superficie equivalente tres veces superior a la de Francia o a toda Mongolia y 16 veces más grande de lo que estimaban anteriores mediciones. Y lo peor de todo es que esta isla de basura sigue creciendo de forma exponencial, debido al gran ritmo al que se contaminan los mares con plásticos y otros residuos.
Como la isla de basura no es visible desde la superficie, los anteriores estudios científicos realizados para determinar la concentración de plástico de esta zona del océano se realizaron mediante la utilización de pequeñas redes. Estas redes se arrastraban desde un barco y después se analizaban los desechos recogidos.
Los científicos encargados de realizar el nuevo estudio coordinado por The Ocean Cleanup consideraban esta metodología insuficiente dado el tamaño de la zona a cubrir y la imposibilidad de capturar grandes trozos de plástico con redes pequeñas.
Por ello, decidieron realizar lo que llamaron la Mega Expetidion, que tuvo lugar durante el verano de 2015 y que consistió en una recolección de desechos plásticos en una gran parte de la isla de basura del Pacífico. Para ello, usaron 30 barcos equipados con redes, incluyendo dos gigantescas redes barrederas encargadas de capturar los residuos más grandes. Durante esta expedición consiguieron recopilar 1,2 millones de muestras de plásticos, que después contaron a mano, identificaron y clasificaron por tamaño y tipo, en un trabajo de laboratorio de más de 2 años.
Por otro lado, para cuantificar la extensión de la isla de basura emplearon un avión militar equipado con sensores de alta tecnología para escanear un área del océano 20 veces más grande de la cubierta por las 30 embarcaciones y sus respectivas redes. El objetivo de este reconocimiento aéreo fue realizar una reconstrucción en 3D de los residuos plásticos de mayor tamaño, para poder calcular posteriormente su masa.
A través del estudio, los científicos concluyeron que:
Estos residuos plásticos proceden, evidentemente, de las actividades humanas. Según el Ocean Health Index, que lleva más de 25 años analizando las muestras de residuos que se recogen en mares y costas, entre el 60 % y el 80 % de toda la basura marina serían plásticos. Estos residuos plásticos se originarían en tierra en el 80 % de los casos y en el mar, por la actividad de buques y otros barcos, en el 20 % restante. Entre los residuos plásticos originados en el mar, el 25 % tendría su causa en la actividad de los cruceros, generando de media cada pasajeros de estas embarcaciones 3,5 kg de basura al día.
En 2017, cerca de 800.000 voluntarios de International Coastal Cleanup (ICC) recogieron colectivamente más de 20 millones de piezas de basura de las playas y vías fluviales de todo el mundo. Y estos son los tipos de residuos más comunes con los que se encontraron:
Como vemos la contaminación por plástico de los mares y océanos del planeta es un problema medioambiental de primerísimo orden. De hecho, el Foro Económico Mundial previó recientemente que, de seguir contaminando las aguas a este ritmo, para el año 2050 habrá tantas toneladas de plásticos como de peces en el mar. Entre los principales impactos que puede suponer esta contaminación por plásticos y microplásticos de los océanos, estarían las más de 600 especies marinas que se ven afectadas directamente por este tipo de contaminación, incluyendo peces, aves, mamíferos marinos y otros organismos como algas o los delicados arrecifes de coral. Además de poder quedar atrapados en residuos plásticos de gran tamaño, como redes y otros aparejos de pesca, estos animales están expuestos directamente a la ingestión de microplásticos. Siendo muchos de estos seres vivos pilares fundamentales de la cadena trófica global, esta contaminación por microplásticos nos termina afectando también a los humanos, pudiendo conllevar numerosos problemas de salud: problemas digestivos y circulatorios, fallos en el sistema inmune, cáncer… Todo un reto medioambiental que debemos comenzar a atajar cuanto antes.
Foto principal: Cosimosal.b
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