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¿En qué se diferencia la fecha de consumo preferente de la fecha de caducidad?

El desperdicio de alimentos es una de las lacras que tenemos en las sociedades más avanzadas. Lamentablemente, la sobreabundancia de recursos y alimentos disponibles nos hacen despreocuparnos sobre las cantidades de comida que compramos y que mucha más de la que deberíamos –que no debería ser ninguna– termine en la basura.

En muchas ocasiones, uno de los factores que influye en que tiremos comida a la basura es la poca atención que prestamos a las fechas de caducidad y de consumo preferente. Y, por desgracia, que muchas veces no diferenciamos entre una y otra, cuando hacerlo puede marcar la diferencia. Porque, en realidad, fecha de consumo preferente y fecha de caducidad no son lo mismo.

¿Cuál es la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente?

Muchas veces se utilizan como sinónimos, sobre todo en el lenguaje común. Pero no son lo mismo y, sobre todo, no se suelen aplicar al mismo tipo de alimentos.

La fecha de consumo preferente es una fecha que se indica en determinados alimentos para indicar que, a partir de la misma, no se garantiza que el producto presente las condiciones plenas que se le suponen. En estos casos, nos referimos a que puede haber perdido algo de sabor, de olor, de color, etc.

Pero, en lo que se refiere a condiciones sanitarias, pasada esta fecha el producto debería seguir siendo apto para su consumo. Normalmente, las fechas de consumo preferente se indican con su día y su mes concreto en los productos que resultan perecederos más a corto plazo, mientras que para otros se establece una leyenda tipo: consumir preferentemente antes del fin de y, a continuación, el mes o el año que corresponda.

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Por otro lado, al hablar de la fecha de caducidad, nos referimos a una fecha a partir de la cual el producto no es adecuado para su consumo desde el punto de vista sanitario. Esto no quiere decir que, obligatoriamente, el producto pueda ser dañino para nuestra salud, pero es probable que así sea y, por lo tanto, se desaconseja su ingesta.

En estos casos, la leyenda sí que indica la fecha concreta a partir de la cual el producto no es apropiado para consumir.

¿Qué productos tienen fecha de consumo preferente y qué productos tienen fecha de caducidad?

Como es de suponer, los productos de alimentación que presentan una fecha no presentan la otra. La fecha de caducidad suele incluirse en los productos más perecederos, en aquellos que son más delicados y que, normalmente, se han de consumir más a corto plazo. Hablando de un modo más técnico, la fecha de caducidad se imprime en los alimentos muy perecederos en términos microbiológicos, y su consumo no debería producirse a partir de ésta.

La fecha de consumo preferente, por su parte, se aplica a aquellos productos que suelen contener poco agua. Nos referimos a productos en conserva, aceites, legumbres, pastas… La ingesta de estos alimentos es segura a medio plazo e, incluso, posterior a la propia fecha de consumo preferente.

¿Hay alimentos que no tienen fecha de caducidad ni de consumo preferente?

En efecto, por ley, hay algunos alimentos que no tienen la obligación de llevar una de estas fechas impresas. Los más habituales entre éstos son las frutas y hortalizas frescas, que no han pasado por ningún proceso de elaboración ni transformación. Es decir, las patatas que compras a granel en la tienda de tu barrio no tienen fecha, pero si compras unas patatas ya peladas y envasadas al vacío, seguramente cuentan con una fecha impresa en su envase.

Tampoco cuentan con fechas de caducidad ni consumo preferente otros productos de alimentación como las bebidas alcohólicas con graduaciones superiores a los 10 grados, ni los distintos tipos de vinos o bebidas elaboradas a partir de uvas o mosto.

Muchos otros alimentos que podemos encontrar en panaderías y pastelerías, y que su consumo está pensado para el mismo día de la elaboración y compra, tampoco cuentan con estas fechas. Lo mismo sucede con otros alimentos como la sal, el azúcar en estado sólido o el vinagre, o con productos de mascar, como los chicles.

Las fechas de caducidad y de consumo preferente pueden ayudar a un consumo responsable

Si al hacer la compra nos fijamos con mayor detalle en este tipo de fechas, podemos conseguir un consumo más responsable en nuestra cesta de la compra y en nuestra despensa. Solo es cuestión de mesurar la cantidad de productos perecederos que compramos y de calcular si la cantidad adquirida se corresponde con el consumo previsto en el plazo temporal que nos marca la fecha de caducidad.

En lo que se refiere a la fecha de consumo preferente, aunque más flexible, también nos puede dar una idea de cuánto podemos comprar sin correr el riesgo de consumir alimentos en mal estado o que acaben en la basura. Esto último es lo que deberíamos evitar a toda costa.

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