Una de las maneras más sencillas en las que podemos reducir nuestra huella ecológica y contribuir a reducir las emisiones globales de CO2 es adquiriendo electrodomésticos energéticamente eficientes. Un aparato electrodoméstico energéticamente eficiente es aquel capaz de desarrollar sus funciones con un consumo energético menor que otros electrodomésticos con prestaciones similares. Esto supone un ahorro en energía eléctrica que, a la larga, se traduce en un ahorro económico en nuestras facturas, así como en una reducción de la demanda energética y en un consumo energético más sostenible. Pero, ¿cómo podemos saber si un electrodoméstico es eficiente desde el punto de vista energético? Conocer esta información es tan sencillo como echar un vistazo a la etiqueta de eficiencia energética que deben mostrar los principales electrodomésticos en sus puntos de venta. Aunque también deberemos saber interpretar los datos que ofrecen estas etiquetas. Por ello, hoy dedicaremos unos minutos a conocer toda la información que podemos extraer de las etiquetas de eficiencia energética de los electrodomésticos, de cara a saber leerlas y a poder actuar en consecuencia en nuestras futuras compras.
La etiqueta de eficiencia energética es una etiqueta que deben mostrar algunos de los principales electrodomésticos que utilizamos en los hogares para ofrecer información relativa a su consumo energético. Esta etiqueta debe ser visible obligatoriamente en los puntos de venta, tanto en tiendas físicas como online, para facilitar que el consumidor final pueda disponer de esta información y comparar fácilmente entre las características ofrecidas por diferentes productos en el momento de la compra. Este tipo de etiquetado de certificación energética viene utilizándose en los mercados de la Unión Europea desde el año 1995 con un éxito incuestionable. No en vano, según datos de la Comisión Europea, un 85 % de los consumidores reconoce este tipo de etiquetas a día de hoy y se valen de la información que ofrecen para tomar sus decisiones de compra.
Con esta iniciativa, enmarcada en las Directivas Europeas de Ecodiseño y de Etiquetado Energético, la Unión Europea pretende estimular el desarrollo tecnológico y la expansión en el mercado de los electrodomésticos eficientes en un doble nivel: impulsado la innovación por parte de los fabricantes de electrodomésticos e informando a los consumidores de cara a que se genere una demanda de aparatos electrodomésticos más sostenibles.
Actualmente, la etiqueta de eficiencia energética es obligatoria en los principales tipos de electrodomésticos que utilizamos a diario en nuestras casas y también en algunos aparatos de uso comercial. En general, encontraremos esta etiqueta en lavadoras, secadoras, lavavajillas, frigoríficos y congeladores, televisores y otros aparatos con pantallas electrónicas, bombillas y lámparas, vinotecas, frigoríficos comerciales, aparatos de aire acondicionado, etc.
La etiqueta de eficiencia energética de los electrodomésticos reúne una serie de datos comunes a todos los aparatos que deben presentarla y también algunos datos específicos en función del tipo de aparato concreto.
– Entre los datos comunes a todos los electrodomésticos encontraremos:La bandera de la Unión Europea y la inscripción “ENERG”, en color azul en la parte superior de la etiqueta.
– A continuación encontraremos una escala de letras y colores que indica el nivel de eficiencia energética del aparato. La escala se divide en 7 niveles de eficiencia que vienen designados por las 7 primeras letras del abecedario: A, B, C, D, E, F, G; siendo los aparatos marcados con la letra A los más eficientes y los marcados con la letra G los menos eficientes. Además, dentro de la categoría A pueden encontrarse también 4 subcategorías: A, A+, A++ Y A+++, siendo esta última la utilizada para designar a los aparatos más eficientes de todos.
En cuanto a los colores, estos irán desde el verde oscuro que se corresponde con la categoría A+++, hasta el rojo que se corresponde con la categoría G.
Cabe remarcar también que, según va mejorando la eficiencia general de los productos que hay en el mercado, algunas letras de la parte inferior van desapareciendo de la escala. Así, las etiquetas más recientes solo llegan hasta la D por su extremo inferior.
– Consumo energético anual del aparato, expresado en kilovatios hora anuales (kWh/annum)
En la parte inferior de la etiqueta, en función del tipo de aparato en cuestión, podremos ver diferentes pictogramas que nos informan de otras características del electrodoméstico. Así, por ejemplo, podremos conocer la capacidad de volumen de un frigorífico; el consumo de agua de una lavadora o de un lavavajillas; la eficiencia del centrifugado en una secadora; la capacidad de congelación de un congelador, nivel de ruido, etc.
En 2019 el Parlamento Europeo ha aprobado la modificación de la información que aparecerá en las etiquetas de eficiencia energética a partir del 1 de marzo de 2021. El principal cambio que se introducirá con estas nuevas etiquetas es la eliminación de las subcategorías A, A+, A++ y A+++. Esta medida se toma para evitar una menor motivación en los compradores percibida a la hora de seleccionar los aparatos más eficientes. Una falta de motivación que se deriva de la falta de claridad del sistema de clasificación actual. Por ejemplo, en el caso de aparatos frigoríficos, lavadoras o lavavajillas, en la actualidad no está permitido vender productos con una certificación energética inferior a A+. De esta manera, podría darse el caso de que un comprador adquiera un electrodoméstico de clase A+ pensando que tiene un nivel de eficiencia energética aceptable, cuando en realidad está entre los menos eficientes del mercado.
Por otro lado, la nueva normativa, que pretende sustituir a las actuales etiquetas de certificación energética tras un breve período de convivencia de ambos etiquetados, contempla también la creación de un registro digital en el que se deberán incorporar todos los nuevos electrodomésticos que entren en el mercado de la Unión Europea. Una base de datos que mejorará la transparencia y facilitará las labores de vigilancia y supervisión de las autoridades competentes de los países miembros de la Unión Europea.
Por último, se introducen también cambios orientados a la constante revisión del sistema de etiquetado. Así, cuando el 30 % de los productos del mercado de la Unión Europea obtengan la nueva clasificación A, deberán revisarse las horquillas de valores de eficiencia, para “recalibrar” la escala y que esta no quede obsoleta. Lo mismo sucederá cuando el 50 % de los electrodomésticos del mercado comunitario se encuentren entre las calificaciones energéticas A y B.
Con el plan para modificar las etiquetas de los electrodomésticos, la Unión Europea hace caso a las llamadas de organizaciones y asociaciones de consumidores como OCU, BEUC, o ANEC, quienes llevaban tiempo reclamando un sistema de clasificación y etiquetado más claro y útil para el consumidor final. Según ECODES, la implantación del nuevo sistema de etiquetado podría suponer un ahorro energético de 38 TW/año para 2030, una cantidad de energía equivalente al consumo anual actual de un país entero como Hungría.
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