Dentro de las medidas y hábitos que podemos modificar de cara a llevar un estilo de vida más sostenible, la regla de las 3 erres nos plantea una serie de claves fundamentales. Esta regla aboga por un consumo responsable y lo hace basándose en 3 aspectos a incorporar en nuestros ciclos de consumo: reducción, reutilización y reciclaje. La reducción hace referencia directa al consumo responsable, centrándose en evitar las compras impulsivas y a adquirir exclusivamente aquellos productos que realmente necesitamos; la reutilización, implica adquirir productos duraderos e intentar dar siempre una segunda vida a los objetos que compramos, bien sea para la finalidad para la que fueron diseñados, bien para usos alternativos; por último, el reciclaje, busca que se reincorporen las materias primas que componen los productos que compramos al sistema de producción, una vez que estos objetos han dejado de servir a su propósito.
La reducción, la reutilización y el reciclaje son igualmente importantes de cara a conseguir un consumo responsable, sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Ahora bien, hay que señalar también que cada una de estas 3 erres es más sostenible que las que le suceden. Así por ejemplo, reducir nuestro consumo evita más emisiones de gases de efecto invernadero que la reutilización. Y la reutilización, a su vez, implica una huella ecológica menor que el reciclaje. Por eso, siempre debemos intentar quedarnos en las dos primeras erres de la regla: reducción y reutilización; recurriendo al reciclaje en última instancia.
En este sentido, el uso y la proliferación de sistemas de envases retornables son una de las iniciativas que más pueden ayudar a implantar un consumo más sostenible.
Los sistemas de compra y distribución de envases retornables no son nada nuevo. De hecho, eran el sistema empleado mayoritariamente en la mayoría de países del mundo para la distribución de productos como la leche, el vino, la cerveza, los refrescos y todo tipo de bebidas y también algunos alimentos vendidos a granel. Con la llegada de plástico y la popularización de su uso durante las últimas décadas, el modelo de consumo y distribución varió hacia una cultura de lo desechable, creando algunos de los principales problemas medioambientales que hoy afrontamos: la generación de residuos plásticos, la contaminación por microplásticos, etc.
En la actualidad, el sistema de envases retornables sigue empleándose de forma muy extendida en sectores como la hostelería y la restauración, sin embargo, ha dejado de utilizarse en la mayoría de comercios minoristas que dan servicio a los usuarios finales. Por suerte, en los últimos tiempos han surgido algunas iniciativas para recuperar el uso de envases retornables, con el objetivo de reducir el impacto ecológico de la producción de envases y envoltorios de un solo uso y de ofrecer productos más saludables.
El uso de envases retornables se basa en un sistema de préstamo o cesión de los recipientes que contienen los productos. Así, el comprador paga un depósito por los envases en la primera compra. Después, en las sucesivas compras del mismo producto, el consumidor solo tiene que pagar por el alimento o la bebida en cuestión que va a adquirir, descontándose el precio del envase al devolver el recipiente vacío de la compra anterior. Por lo general, si el usuario decide dejar de consumir un producto, este puede devolver el último envase vacío, reintegrándosele en ese momento el importe del depósito o fianza pagado al inicio de la relación comercial. La empresa comercializadora, por su parte, se ocupa de la recogida, limpieza y acondicionamiento de los envases para su posterior reutilización. También de retirarlos una vez que estos han llegado al fin de su vida útil tras un ciclo concreto usos.
Las principales ventajas que conlleva el uso de envases retornables tienen que ver con que permiten frenar y contener el ciclo de producción de nuevos recipientes, por lo que se reduce la huella ecológica y se minimiza la generación de residuos. Pero el uso de este tipo de envases tiene además otras ventajas:
En cuanto a los inconvenientes del uso de este tipo de envases, estos serían principalmente económicos, ya que el sistema de recogida y reutilización puede suponer un coste extra que se repercute al consumidor. Por otro lado, también hay determinados prejuicios que nos pueden llevar a pensar, erróneamente, que es más higiénico consumir envases de un solo uso.
La mayor concienciación general de la mayor parte de la sociedad sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente y de adoptar hábitos de vida más saludables ha impulsado una vuelta a los envases retornables. Así, organismos y empresas privadas comienzan a ofrecer de nuevo sus productos al público mediante el uso de este sistema de envasado y comercialización. Algunas de las iniciativas más esperanzadoras en este sentido son estas:
Desde 2018 la compañía Coca-Cola está llevando a cabo el proyecto Un Mundo sin Residuos, entre cuyos objetivos está el llegar a recolectar o reciclar un envase de plástico, vidrio o lata por cada envase vendido para el año 2030. Dentro de este proyecto, uno de los pilares es la vuelta a un sistema de envases retornables en los puntos de venta, ofreciendo envases de vidrio y de PET reutilizable que permiten alargar la vida de los recipientes hasta los 50 usos o los 15-20 usos respectivamente.
La empresa comercializadora de agua ofrece a sus clientes la posibilidad de adquirir agua natural y agua con gas en botellas de vidrio reutilizables de 1l, 0,5l y 0,25l. Estos envases están disponibles a través de las tiendas y supermercados en los que se venden los productos de la empresa o a través de su tienda online, con servicio de envío y recogida de envases dentro de las zonas cubiertos por la red de distribución de la marca.
La red de comercio minorista alemana Edeka está desarrollando un proyecto piloto en colaboración con la ONG ecologista WWF. A través de este proyecto, que de momento se encuentra en período de pruebas en la localidad de Büsum (Schleswig-Holstein), se pretende eliminar el uso de envoltorios de plástico y papel encerado (un material no reciclable) en los comercios de charcutería, carnicería y venta de quesos. Esta iniciativa propone la sustitución de estos envoltorios por el uso de tuppers sostenibles elaborados con plástico de alta durabilidad y, por supuesto, retornables y reutilizables. De momento, la recepción de esta iniciativa está siendo muy buena, lo que da motivos para la esperanza, sobre todo por la posibilidad de exportar este modelo a otro tipo de comercios de venta a granel y a otros países.
Loop ha sido creado por Tom Szachy, CEO de la empresaria TerraCycle. De momento esta iniciativa solo está disponible en algunas ciudades de Estados Unidos y París. El objetivo no es reciclar sino dejar de generar plástico. Los suscriptores de Loop pueden comprar online muchos productos desde helados hasta detergentes. Una vez que se consuman, se colocan los recipientes vacíos en una bolsa especial para que los recoja el repartidor. Los recipientes serán lavados y esterilizados para volver a ser rellenados.
Como vemos, el uso de envases retornables supone una alternativa real y viable de consumo más sostenible. Tanto es así, que este sistema era el de uso mayoritario en el pasado y funcionaba perfectamente. Un paso más, esta vez hacia atrás en el tiempo, para alcanzar un modelo de consumo y un mundo más sostenibles.
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¡Hola! En Madrid yo he descubierto y probado (de 10 ya de momento todo el proceso de venta) la tienda a granel que te lleva a casa todo a casa y en envases reutilizados que tú les puedes ir dando también. ¡Muy total! http://www.frasko.es