La preocupación por los alimentos que consumimos habitualmente, aumenta cada vez más entre la sociedad. Esta tendencia junto con los atributos casi milagrosos para nuestras salud que desde algunos sectores se le atribuyen a determinados productos, ha hecho que el término “superalimento” esté cada día más presente en nuestro día a día. Frases como “somos lo que comemos” y el aumento de determinadas enfermedades que se atribuyen al consumo de algunos alimentos, son los motivos que han propiciado esta preocupación. Los prebióticos y los probióticos han entrado en esa categoría de “alimentos especiales”, y provocan que mucha gente los quiera consumir; pero lo cierto es que la ciencia todavía no ha demostrado que estos beneficios sean tales.
Cada vez encontramos más palabras en la lista de ingredientes que desconocemos, ¿qué es todo eso de oligosacáridos o inulina? Pues bien, los oligosacáridos, son un tipo de prebióticos que vienen añadidos a los alimentos de forma artificial. Aunque es conveniente saber que para consumirlos no solo hay que buscarlos en las etiquetas de algunos productos, porque muchos alimentos los llevan de manera natural.
Nuestro intestino está recubierto por millones de organismos vivos que se encargan del buen funcionamiento del mismo, denominado microbiota. Esta, es fundamental para prevenir infecciones de bacterias potencialmente patógenas. Una de las formas de mantener nuestra microbiota sana es alimentar de forma equilibrada a las más de 1000 especies de bacterias que habitan en nuestro intestino. Las dos formas de hacerlo es: agregando microbios vivos o alimentando a los que ya están.
Los prebióticos están considerados como un tipo de alimento funcional de ingredientes no digeribles y que actúan de forma beneficiosa para la salud del huésped. Su tarea dentro del organismo es estimular el crecimiento de bacterias, es decir, alimentan a las bifidobacterias y los lactobacilos del colon.
Se ha descubierto que en algunos casos de diarrea o de estreñimiento ayudan a disminuir los síntomas, debido a que su principal función está asociada a la reconstrucción de la flora intestinal. Otros usos que se están estudiando es su efecto en casos de diabetes u obesidad.
Otros beneficios con los que se relaciona son:
Los dos prebióticos más estudiados son la inulina y los fructooligosacáridos, estos pueden encontrarse en los alimentos de forma natural (vegetales y legumbres) o también son añadidos por el fabricante a sus productos. Los alimentos que los contienen son:
La Organización Mundial de la Salud define los probióticos como microorganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas pueden causar beneficios en la salud del huésped. Como los prebióticos, estos también actúan para mejorar la flora intestinal, pero en su caso lo que hacen es repoblarla en casos donde se ha podido ver alterada; sobre todo cuando se han consumido antibióticos.
En general los probióticos se suelen ingerir de forma oral, pero para infecciones como la candidiasis, por ejemplo se recomienda por vía vaginal. A diferencia de los prebióticos, estos microorganismos necesitan que se mantenga la cadena de frío para sobrevivir y así poder cumplir su función.
Los principales beneficios son:
Los alimentos donde los podemos encontrar son:
Algo fundamental para el funcionamiento tanto de prebióticos como de probióticos es la cantidad, la dosis y el momento en que se utilizan, por eso es necesario un estudio para saber cuál aplicar en cada caso clínico. Además, la unión de estos dos mejoran sus efectos, porque como ya hemos dicho anteriormente los prebióticos sirven de alimentos para los probióticos.
La Unión Europea obliga a las industrias que comercializan este tipo de producto a informar al consumidor de los estudios científicos realizados sobre los beneficios de su producto, esto es una forma de que el consumidor sepa en qué caso le puede resultar más beneficioso. Esta norma ha venido derivada del aumento de suplementos que llevan estos elementos entre sus componentes, aunque en muchos casos no tengan ningún tipo de efecto en la salud.
Es necesario tener en cuenta que todavía se están desarrollando muchos estudios e investigaciones sobre estos temas. No está comprobado que todos los alimentos que nos venden en los supermercados con el reclamo de que llevan alguno de estos compuestos tengan un buen funcionamiento en nuestro organismo. Lo que sí es importante es saber que nuestra flora intestinal tiene gran importancia en nuestra salud y tenemos que prestarle la atención que necesita.
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