Ante la preocupación generalizada que despierta el actual ritmo de contaminación por plásticos del planeta, sobre todo en lo que se refiere al consumo y generación de residuos relacionado con los plásticos de un solo uso, cada vez se hace más urgente buscar y aplicar alternativas en nuestras actividades diarias. En los últimos años han aparecido diversas opciones en esta dirección, como el uso de materiales y productos de origen orgánico, de envases y envoltorios reciclables o de plásticos biodegradables. Se trata de productos y empaquetados de creación relativamente reciente y que aluden a denominaciones muy variadas: reciclables, biológicos, biodegradables, compostables… Sin embargo, la fase de fabricación de estos productos y su tratamiento una vez que se han transformado en residuos no conlleva un impacto medioambiental o ecológico equivalente. Así pues, debemos saber diferenciar entre todos estos conceptos para adaptar, en consecuencia, nuestros hábitos de consumo y la gestión de nuestros residuos. Con este objetivo, hoy intentaremos mostrar cuáles son las diferencias que existen entre los productos, envoltorios o envases compostables y los biodegradables, cómo podemos identificar a cada uno de ellos o como debemos desecharlos una vez que han llegado al final de su vida útil.

¿Qué es biodegradable?
Un material, un producto, un envase o un envoltorio biodegradable es aquel que, una vez desechado, se desintegra por la acción biológica de diferentes organismos y microorganismos de manera natural, en las condiciones habituales que presenta el medio ambiente. Las bacterias, animales, plantas, algas y hongos que hay en los suelos y las aguas de diferentes entornos naturales son capaces de procesar estos desechos sin necesidad de que los seres humanos intervengamos en el proceso. En sus procesos metabólicos, los seres vivos descomponen, fragmentan y terminan por desintegrar los componentes de los desechos biodegradables. Lo hacen a través de diferentes reacciones bioquímicas, que dan como resultado biomasa, agua, CO2, metano, alcoholes y otros componentes químicos naturales e inocuos para el medio ambiente.
Algunos materiales que podríamos considerar biodegradables serían la madera, el algodón, el lino, el papel o el cartón, la lana, los restos orgánicos, o algunos bioplásticos como el PLA (ácido poliláctico). Estos elementos se degradarán en el entorno natural en más o menos tiempo, siempre y cuando no hayan sido tratados con ciertos procesos químicos contaminantes, como por ejemplo la adición de metales pesados.
El tiempo que tardarán en desaparecer los productos biodegradables vendrá determinado por sus características físicas y su composición, así como por las condiciones del entorno: temperatura, humedad, nivel de pH, exposición lumínica, etc. Evidentemente, cuanto menos tarde en descomponerse un material o un producto biodegradable, menor será su impacto ambiental. Pensemos, por ejemplo, que las bolsas de basura o de la compra elaboradas con PLA pueden llegar a tardar hasta 20 años en desintegrarse en el medio natural. Son biodegradable, sí. Pero el impacto ambiental de desecharlas descontroladamente sigue siendo muy alto.
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¿Cómo saber si un producto es biodegradable?
La tendencia creciente hacia la concienciación sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, de combatir la contaminación por plásticos del planeta y de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no ha pasado desapercibida para las marcas y fabricantes de productos plásticos. Así, se esfuerzan por mostrar que sus productos son reciclables, 100 % biodegradables, retornables, etc. Pero la única forma que tenemos de asegurarnos de que un producto que vamos a comprar es realmente biodegradable, es buscar en él alguno de los sellos oficiales que lo garantizan.
Los principales sellos de garantía que demuestran que un producto, un envoltorio o envase es biodegradable, de entre los que se comercializan dentro de la Unión Europea, los imparte la entidad certificadora TÜV Austria.

Esta entidad, somete a los diferentes productos y envases elaborados con bioplásticos y otros materiales, a priori, biodegradables a una serie de pruebas establecidas por las diferentes normativas europeas sobre biodegradabilidad de plásticos (principalmente las normativas EN 14987, la ASTM D7081 o la ISO 17556. Estas pruebas analizan la capacidad de descomposición de los polímeros de estos plásticos en el medio natural, la velocidad a la que se desintegran, su ecotoxicidad o su contenido de metales pesados. En base a estas pruebas y a sus resultados, aplican o no las siguientes etiquetas de certificación:
- OK biodegradable Marine. Cuando el 90 % de la masa del producto se degrada mediante procesos biológicos en un máximo de 6 meses en el mar y los océanos.
- OK biodegradable Water. Cuando el 90 % del material se degrada en aguas dulces en hasta 56 días.
- OK biodegradable Soil. Cuando los productos biodegradables se desintegran en un 90 % en un período no superior a 2 años.
¿Cómo debemos desechar los productos biodegradables?
Técnicamente, y como aconsejan diferentes organismos e instituciones oficiales, como el Área Metropolitana de Barcelona, estos residuos deberían desecharse en el contenedor marrón o gris, junto con los restos orgánicos, a excepción de aquellos productos elaborados con papel o cartón, que deberán ir a parar al contenedor azul. El problema con este tipo de residuos catalogados como biodegradables es que pueden mostrar tiempos de descomposición muy dispares, por lo que la mayoría de las plantas de reciclaje y procesamiento de residuos no están aún capacitadas para separarlos y procesar cada tipo de residuo de manera óptima.
Por otra parte, como siempre decimos desde En Estado Crudo, el reciclaje no es la solución a los problemas de sostenibilidad, de contaminación o de tratamiento de residuos. En su lugar, hay que intentar optar siempre por reducir el consumo innecesario y optar por alternativas reutilizables siempre que se pueda. Y esto también aplica a los productos y desechos biodegradables.
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¿Qué es compostable?
Un producto, material, envase o envoltorio es compostable cuando este puede biodegradarse en determinadas condiciones físicas que normalmente no se dan en el entorno natural. Estas condiciones implican altas temperaturas, un cierto nivel de humedad y la presencia de oxígeno. Por ello, es necesaria la intervención del ser humano para producir estas condiciones, algo que hará mediante procedimientos domésticos o industriales, según el tipo de residuo compostable y su naturaleza. Al compostar un desecho, lo que hacemos es crear unas condiciones óptimas de biodegradabilidad, por lo que se aceleran los procesos metabólicos de los organismos y los microorganismos que transforman la materia de desecho en biomasa, CO2, agua y compuestos inorgánicos inocuos. Además otro producto que resulta del compostaje de residuos es el propio compost o composta, que puede ser utilizado como abono orgánico en actividades como la agricultura o la horticultura.
En función de esta definición de lo que es compostable y contraponiéndola a la definición de biodegradable, puede intuirse que existirán residuos que sean biodegradables y compostables, pero también habrá desechos que solo sean compostables o solo sean biodegradables.
¿Cómo saber si un producto es compostable?
Aunque quizá menos común, el término compostable también puede encontrarse en muchos productos y envoltorios, planteándose una problemática de confusión para el consumidor similar a la que exponíamos con los productos “biodegradables”. Por ello, para asegurarnos de la capacidad de ser compostado de un producto o de un envase o envoltorio, deberemos volver a fijarnos a los sellos oficiales de certificación.

En este caso, la entidad certificadora TÜV Austria emite dos sellos diferentes para clasificar a los productos compostables, de nuevo, en consonancia con las principales normativas europeas a este respecto (EN 14995 y EN 13432): una para los productos que son compostables mediante medios industriales y otra para aquellos que pueden ser compostados en casa.
- OK compost Industrial. Los productos compostables pueden tratarse en plantas de compostaje industrial en las que se crean unas condiciones óptimas y constantes para la biodegradabilidad de estos residuos, entre ellas, la presencia de oxígeno, un cierto nivel de humedad y una temperatura de entre 55 y 60 grados centígrados. Cuando un residuo puede ser degradado en un 90 % de su materia en un período de hasta 6 meses de tiempo, se desintegra en fragmentos inferiores a 2 mm en 12 semanas, cumple los estándares europeos de ecotoxicidad y no contiene metales pesados, entonces se le adjudica el sello certificador OK compost Industrial.
- OK compost Home. Algunos residuos compostables cumplen los criterios anteriores de compostabilidad y, además, no necesitan tanto calor o unas condiciones físicas tan estables para degradarse rápidamente mediante el compostaje. En estos casos, se emite el sello OK compost Home, indicando que estos productos pueden ser tratados de manera casera en compostadores domésticos en los hogares. También en compostadores comunitarios o vecinales.

¿Cómo debemos desechar los productos compostables?
Los productos compostables deben ser desechados nuevamente al contenedor marrón o gris, destinado a los restos orgánicos. Una vez en la planta de compostado, serán biodegradados y transformados en abonos agrícolas y para jardinería. En estos casos, surge una problemática similar a la que plantea el tratamiento de residuos biodegradables, y es que muchas plantas de gestión de residuos no están preparadas para tratar adecuadamente estos desechos. Por ello, siempre es más recomendable que prioricemos los productos y envasados etiquetados como OK compost Home sobre los OK compost Industrial, ya que los primeros podemos tratarlos en nuestras propias casas, minimizando su impacto ambiental. O mejor aún, optar nuevamente por la reducción del consumo y por la reutilización.