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El aire acondicionado, enfría la casa pero calienta el planeta

Pensemos en un día cualquiera entre los meses de junio y septiembre. Llegamos a casa o al trabajo, entramos en un espacio cerrado en el que el aire interior se ha calentado por el efecto de la incidencia de los rayos del sol sobre la fachada del edificio. Enseguida localizamos el control del aparato de aire acondicionado y lo encendemos, seleccionando la temperatura deseada. Unos 5 minutos después, el espacio está perfectamente climatizado y podemos disfrutar de una temperatura agradable y refrescante. Es la magia de la tecnología puesta al servicio del ser humano. Un ejemplo perfecto de nuestra capacidad como especie de modificar el medio en el que vivimos: apretamos un botón y la temperatura del ambiente se ajusta a nuestras necesidades. 

¿Qué hay detrás del uso del aire acondicionado?

Sin embargo, el gesto de accionar el mando de control del aparato de aire acondicionado no es gratuito. Y no hablamos solo de la factura de la luz. Este gesto no es solo un ejemplo de nuestra capacidad para modificar nuestro entorno, sino también una magnífica muestra de cómo no somos suficientemente conscientes de las consecuencias que tienen nuestros actos. 

Al encender el aparato de aire acondicionado no sale automáticamente aire frío. Para que esto llegue a ocurrir, de por medio tienen que suceder una serie de procesos fisicoquímicos. Estos incluyen el uso de líquidos refrigerantes; los cambios de presión de estos líquidos a través del uso de compresores para propiciar su enfriamiento; la circulación del aire del espacio cerrado a través de un sistema radiador que permite que el líquido refrigerante capte calor del ambiente, enfriando la temperatura de la estancia; la expulsión de aire caliente al exterior del edificio y un alto consumo de energía eléctrica. 

De esta manera, al accionar un aparato de aire acondicionado estamos contribuyendo a que aumente la temperatura del planeta. Además, al ser la temperatura ambiental el detonante de la necesidad de activar los aparatos de aire acondicionado, esto hace que la mayoría de aparatos de una misma ciudad o región se empleen durante los mismos períodos de tiempo. Esto conlleva una demanda de energía eléctrica muy elevada que sobrecarga las redes de distribución, momento en el que se activa la generación de energía eléctrica desde plantas térmicas, a través de la combustión de carbón o de gas natural. Así, el uso del aire acondicionado supone también un impacto en los niveles de emisión de gases de efecto invernadero. 

El incremento del uso del aire acondicionado en el mundo

La instalación y el uso de aparatos de aire acondicionado en todo el mundo se está extendiendo a tal velocidad que, en la actualidad, este es ya uno de los principales factores de impacto a tener en cuenta en el problema del calentamiento global y el cambio climático. Así lo afirman los datos que se extraen de un informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía en 2018. Según este estudio, las unidades de aire acondicionado que hay hoy en día en el todo mundo se estimarían en unos 1.600 millones de aparatos. Al ritmo de crecimiento del uso del aire acondicionado actual y teniendo en cuenta la subida global de las temperaturas que se espera para los próximos años, los autores del informe calculan que para el año 2050 la cifra de aparatos de aire acondicionado se eleve hasta los 5.600 millones. Para dar una pincelada de lo astronómico de esta cifra, basta decir que para llegar a ella deberían venderse 10 aparatos acondicionadores de aire cada segundo durante los próximos 30 años. 

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En su informe, la Agencia Internacional de la Energía estima también que las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el uso de aparatos de aire acondicionado pasarán casi a duplicarse en ese período. Si en el año 2017 las cifras de estas emisiones se estimaron en 1250 millones de toneladas, para el año 2050 estas emisiones se incrementarían hasta los 2280 millones de toneladas

La demanda de energía eléctrica que se generará dentro de 30 años solo para alimentar los 5.600 millones de aparatos de aire acondicionado que habrá en el mundo será similar a la necesidad de energía que tienen hoy de forma conjunta Estados Unidos, Europa y Japón para satisfacer todas sus actividades. 

Este crecimiento desmedido del uso de aparatos de aire acondicionado en el mundo se debe, principalmente, a los avances en desarrollo económico que se dan en países cuyos habitantes no podían disfrutar de estas comodidades anteriormente. En la actualidad, países como EEUU y Japón son aquellos en los que el uso del aire acondicionado está más arraigado. Así, en estos territorios el 90 % de los hogares cuentan con algún tipo de instalación climatizadora. En el otro lado de la moneda, se encuentran algunas zonas como África, partes de Asia, Medio Oriente o América Latina, en donde solo un 8 % de los hogares cuenta con aire acondicionado. Este porcentaje representa una parte muy pequeña de la población conjunta total de estos lugares, que alcanza los 2800 millones de personas. Paradójicamente, en algunas de estas zonas es donde a menudo se registran las mayores temperaturas del planeta. El mayor crecimiento del uso de aparatos acondicionadores en la actualidad se registra en países como China, La India o Indonesia. ¿Qué pasaría si los aires acondicionados llegarán también hasta el 90 % de los hogares de estos países? Este ritmo de crecimiento es sencillamente insostenible. 

¿Qué hacer ante el problema medioambiental que supone el uso del aire acondicionado?

Como hemos visto, el uso masivo del aire acondicionado tiene consecuencias para el medio ambiente a través de la contaminación que implica su uso. Este perjuicio, repercute además en nuestra salud. Según un estudio científico publicado en la revista PLOS Medicine, el incremento de los niveles de contaminación atmosférico derivado del uso de aparatos de aire acondicionado sería responsable de unas 654 muertes prematuras anuales solo en EEUU. 

Entonces, ¿dejamos de utilizar el aire acondicionado? No. En el verano de 1995 más de 700 personas perdieron la vida por la ola de calor que golpeó EEUU. El número de víctimas mortales alcanzó las 70 000 en toda Europa durante el verano de 2003 y otras 56 000 personas murieron en Rusia a causa del calor en 2010. El aire acondicionado no solo nos hace los días de verano más llevaderos, sino que también puede salvar vidas. 

La solución al problema medioambiental que plantea el uso globalizado de aparatos de aire acondicionado pasa por mejorar su eficiencia y por un uso responsable. Debe regularse gubernamentalmente la fabricación y comercialización de estos aparatos, incentivando el uso de los sistemas más eficientes energéticamente para mitigar el gasto eléctrico. La transición energética hacia fuentes de energía renovables y no contaminantes es también vital para atajar el problema. Especial mención merece la energía eléctrica solar, ya que los picos en el consumo eléctrico que se originan por el uso de aparatos de aire acondicionado siempre van a coincidir con los momentos en los que los rayos de sol nos llegan con mayor intensidad. Por último, los usuarios también debemos hacer un uso responsable de estos equipos, teniendo en cuenta que cuando los encendemos, no solo estamos obteniendo aire frío, sino que activamos también nuestro “contador personal” de emisiones de gases de efecto invernadero y contribuimos al calentamiento global. 

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